Felicitamos a Antonia Lara por su publicación “Truquitos y el tarrito de miel”, en Diario la Verdad
Truquitos y el tarrito de miel
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Encima de una mesa, se encontraban dos tacitas de café y un tarrito
de miel, medio vacío. Debajo, de esta estaba Truquito, el perrito de
Eugenia. Este era agasajado constantemente por sus dueños. También
recibía, de cuando en cuando, algún premio que otro, por su buen
comportamiento y simpatía. Pero todos en la casa no eran felices, pues
encima de la mesa, como ya hemos dicho, se encontraba el tarrito de
miel, que con tristeza veía cómo era agasajado Truquitos, el perrito.
El tarrito de miel cada día se encontraba más triste y desconsolado,
pues él veía que apenas sí le quedaba miel. Muy triste empezó a pensar y
así se decía:
- Yo nunca podré mover mi rabito, como lo hace Truquitos. Nunca podré
tener una mamá, como Truquitos, pues poca miel me va quedando y sé que
cuando ya no me quede ni gota de miel me arrojarán a la basura. ¡Qué
triste, pues yo no tendré a nadie! Nadie me hará cosquillitas en mi
barriga, al cogerme, nadie sacara la miel de mi pancita. Y no tendré a
nadie que me guarde en su alacena. Nadie dirá lo mucho que le gusta la
miel, a sus amigos. Solo seré, basura, en cambio Truquitos estará
siempre cuidado.
Llegó el día en que el tarrito de miel se había terminado. Fue
directamente a la basura, pero el tarrito de miel, cuando se vio entre
las basuras empezó a llorar, y a lamentarse:
- ¿Por qué, Señor, yo no puedo ser un perrito, como tantos? Ya sabes,
Señor, que yo era feliz siendo un tarrito, de miel, pues cuando Eugenia
me cogía en brazos y sacaba de mi tripita la miel después hablaba con
Carlos de mí y de lo buena y rica que es esta miel. Ella me hacia
cosquillitas en mi tripita. Y eso me gustaba. Ahora estoy aquí, en el
fondo de este cubo, llorando. Y lo que es peor, aquí estaré por siempre
jamás. Y ya no tendré ojos, no podre ver, no volveré a estar sobre la
mesa de Eugenia. No volveré a oír los ladridos de Truquitos, pues yo
estaré bajo un montón de basuras.
Y así lloraba el tarrito de miel desconsolado. Pero ¡ah!, amiguito,
Jesusito desde el Universo veía al podre tarrito, lo triste que estaba
dentro del cubo de la basura. cómo lloraba aquel tarrito y lo infeliz
que era. Y dijo Dios a un Ángel:
- Saca el tarrito de la basura y lo convertiré en un pequeño perrito.
Todavía no había terminado Dios de hablar con el ángel de la guarda,
cuando vieron al tarrito salir de las profundidades de las basuras... Y
vieron, las gentes, cómo salía de la basura un tarrito de miel y se
convertía en un hermoso perrito, foxterrier blanco, y todos querían
aquel perrito.
Y así fue como aquel tarrito de miel, fue feliz, toda su vida, convertido en un hermoso perrito.
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