CUAJADA ESTÁ DE FLORES
de José Antonio Asensio Fiorenzano (Premio de Honor Teresa Cía)
A la pequeña Julia
¡Qué belleza luce en la pradera!
Cuajada está
de flores. ¡Llega la primavera!
¡Cuán lucirá
con la luz de mayo mañanera!
En el silencio,
las flores comienzan su alborada,
ante el portento
de una niña de oros reflejada
en su cabello.
Un gran sol calienta matutino
en la floresta,
mientras Julia siente como un vivo
(¡toda una fiesta!)
latir en su corazón florido:
¿Qué sentirá
la niña?, ¿qué imágenes de ensueño
percibirá,
de sus ojos la pupila bellos?
¿Qué vivirá?
Cercanas, endulzan sus oídos
las mariposas,
y abren sus capullos coloridos las
rosas rojas,
llenando de olores sus sentidos.
De flor en flor
aletean las aves del prado,
tras el sabor
que desprenden las flores del campo,
y su dulzor.
Guirnaldas de espigas y azucenas,
aderezadas,
lucen sus vestidos y sus sedas,
ilusionadas,
salpicando hermosas la pradera.
Del mediodía la luz fogosa
se va alejando.
Callan las mieses, callan las hojas
y va callando
la voz del viento, que apenas sopla.
El sol se esconde,
se retiran las aves y flores,
cae la noche;
¡ya se ocultan los vivos colores
del horizonte!
Medio dormida,
silenciosa y de sueño turbada,
la dulce niña,
de su madre en los brazos callada,
resplandecía.
TRAVESÍA DEL ESTRECHO
de Deogracias Gonzáles De La Aleja (Primer premio)
Dolor y drama tan cotidiano:
¡pura rutina!
Me duele el alma, la de mi hermano
que cada día
muere en las garras de algún tirano.
Dolor infame que anega al mundo,
las aguas negras
de dictadores, del inframundo,
con sucias tretas
pagan los justos, lo más inmundo.
Vienen del agua, y van sedientos,
y van rendidos
sin horizonte, sus mil acentos
viven cautivos,
amontonados, hartos y hambrientos.
Traen a la espalda su sol antiguo;
la luna nueva,
bañada en plata, del pecho exiguo;
reman y reman,
siguen remando. ¡Yo me santiguo!
La suerte invocan, -brújula esquiva-,
guíe su rumbo
en noche llana contemplativa,
y encuentre el punto
más acertado de su deriva.
Mirando al niño, la madre llora.
Me duele verlos
día tras día..., y hora tras hora;
¡hijos del cielo!,
pan y justicia, mi llanto implora.
Agua y más agua, ¡la noche cierra!,
la mar en calma,
se hace muy larga sin ver la tierra,
la ansiada playa,
a esa esperanza con fe se aferra.
Se ata a la vida, -no a su destino-,
por ella lucha,
quiere cambiarla, girar su sino,
y a su captura,
mirando al frente, toma camino.
...Y de repente, con alboroto,
tras un silencio
se atisba, lejos, algo remoto...,
y sin remedio
rompe en sollozos, entero y roto.
Halla el alivio su desconsuelo,
¿dónde?, ¡no importa!,
valió la pena tanto desvelo.
¿Y el alma?, ¡rota!,
pero a sus ojos, se muestra el cielo...
DONDE LOS MÍOS...
de Mª Teresa Rubira Lorén (Segundo premio)
Mano de luna
donó a mis ojos la luz más bella.
Y a mi fortuna,
sentir las flores de la pradera
desde la cuna.
Era verano,
tiempo de fruta, de mimbre seco,
cuando temprano,
mi primer llanto brotó de dentro,
joven y sano.
Llegué a una tierra
de espigas claras y amapolas
libres, serenas,
formando mantos de suaves olas
que esperan siega.
Tierra que luce sus esplendores
donde los míos,
por negros surcos y entre sudores,
muestran altivos
su intenso rostro de labradores.
Y en tiempo frío, cada mañana
de puro invierno,
pisan alfombras de espuma blanca
que se hace infierno
por pies y manos de piel descalza.
Allí mis padres
con su sonrisa de bienvenida
y un equipaje:
hermoso nido para la vida
como ellos saben.
Crecí sin riendas sobre bancales,
bebí del río,
por siempre amigos los animales,
y mi vestido
las flores blancas de los rosales.
Fue nuestra casa de sol ardiente,
techos de cielo,
puertas abiertas, ¡que el viento entre!
Libre mi vuelo
y alma dispuesta para amar siempre...
Mano de luna donó a mis ojos la luz más bella
y un equipaje: hermoso nido para la vida.
TU PRIMAVERA
de Águeda Molina López (Tercer premio)
Se apaga el cielo,
calla la tierra, viene la niebla;
mueren los sueños.
Las sombras surgen de la tiniebla
¡estás tan lejos!
Suena en mi mente
la melodía que me cantabas
y de repente...
muere la vida sin tus mañanas,
sencillamente.
En tu atalaya, se alza en secreto,
mi voz quebrada
vuelve conmigo, tras el silencio,
de madrugada...
¡gozar contigo será mi premio!
En mi almohada, pinta la luna
una sonrisa,
se mece el viento por mi cintura;
viene sin prisa,
de luz preñado, bajo penumbras.
Porque al llegar
tu primavera a mi cuerpo helado,
quise llorar
cuánta dulzura llevan tus manos
¡bendito hogar!
Como provoca
sentir despierta mi piel dormida
beber tu boca,
hundir mis ojos en tus pupilas
¡me vuelve loca!
Tu abrazo eterno, como una flor
y tus palabras
entre susurros, versos de amor...
son esperanzas
que me acurrucan sin pundonor.
Pues si te arrimas aquí a mi vera,
a mi costado...
vendrá la noche más placentera;
¡sin desengaños
disfrutaremos tu primavera!
REFLEXIONES PARA ORAR
de Angelina Jiménez Fernández (Accésit)
Te ofendí, Señor, te has olvidado,
y tu perdón,
con creces, el bien, en mí ha logrado,
y de ese don,
con tu ayuda y gracia superado.
Es mi deseo, que vaya saliendo de mi ego,
para ir con firmeza, en busca del hermano.
De algunas caídas, bien sabemos,
¡y desengaños !
que a veces con ellas
aprendemos. Sí, sin espantos,
y por ello, resurgir podemos.
Esto hoy te ofrezco, mi Dios amado y bueno,
mi lucha por seguir tus pasos con alegría y tesón.
Lo que no sé, ni comprendo mucho,
que apenas siento,
contiene un valor cuantioso y ducho,
amable y cierto,
y es verdad, cuando a Jesús escucho.
Me hablas Señor que contenida, la vida cristiana está,
en cuatro letras, amén, que es, seguirte a ti, con convicción.
Me miras a los ojos, ¡Señor!
con cuán dulzura,
que ausentas de mí todo temor, es
tu locura,
y me invitas: ¡vé tras el fervor!
Hay momentos que no sé qué decirte mi Dios,
pues, que te hable mi silencio, convertida en oración.
Eres mi amigo,
y guiarás mis pasos con certeza,
y fe te pido.
Señor, mi alma es siempre la que reza,
mi Dios querido.
Eres el camino de verdad, para seguirte y no perderme,
que mi vida sea parte de la tuya, Jesús mío, eternamente.
Que mi oración,
¡Dios mío! no se quede en la tierra,
sea una canción,
de loa, gracia y bondad intensa,
¡Señor, mi acción!
Suba a ti, mi sincera, pobre y débil plegaria
y baje a mí tu clemencia, tu paz y tu perdón.
LAS CUATRO ESTACIONES
de Isabel García Viñao (Accésit)
"Para este concierto de las Cuatro Estaciones de Julia, no tengo violín ni orquesta, pero sí tengo las sílabas y las rimas expuestas."
Faz rosada de la primavera,
flor de cerezo
que al invierno turba y echa afuera.
Sin ser guerrero,
el sol carga el frío de su caldera.
Al blanco manto
-que visten impolutas laderas-,
del brezo canto.
Floridas se exhiben las tierras.
¡Lluvias sin llanto!
En los verdes frondosos asoman
las esperanzas.
Los verdemares, los campos croman.
Bellas estampas
transitan con los vientos que aroman.
Grillos despiertan,
trinan petirrojos y gorriones...
...revolotean.
Uves de grullas en procesiones
que se alejan.
Primavera de prímulas y de velloritas
es el sutil despertar de adormecidos.
〰〰〰〰〰
Se agostan los trigos candeales,
amarillean.
Los cénit del sol son primordiales
y no escasean:
las espigas granan a raudales.
Rojos ocasos,
exiguas nubes, azules cielos
velan mis pasos.
Flores deslucidas, ríos secos,
glaucos escasos.
Suelos de oro y ópalos de fuego
la sed despiertan.
Ojos al cielo se alzan en ruego,
de yerbas secas.
¡Jadeante invoca hasta el espliego!
Los cuervos graznan
con las siringes acres, sedientas.
¡Que no se vayan
las nubes que se deslizan lentas,
que al sol solapan!
Verano de sol inclemente y ambarino,
con rayos de antorchas que avecinan estíos.
〰〰〰〰〰
Árbol sin hojas
dios Fauno del boscaje desnudo,
auroras rojas,
pálidos atardeceres brunos.
El sol despojas
después de colorear los mostos,
de Baco el vino.
Apagados los cielos, angostos,
tan alusivos
los néctares. Huidos los agostos.
Hojas caídas,
lloran los pétalos de las rosas,
ausentes divas,
entre las frondas buscan sus fosas,
yacen extintas.
Planean bandos de golondrinas
entre celajes,
llenas de serenidad desfilan,
foscos sus trajes
que a los confines grises convidan.
Otoño de barbas grises, de fugacidades marchitas,
de luces ameladas y de melancólicas mostazas.
〰〰〰〰〰
El traje armiño
congela el alma, suprime huellas,
y el trigo en silos.
Candentes chispean las estrellas
con sol dormido.
Hierbas envueltas en chales de hielo
de frío lloran
ante el helado matiz del acebo.
Vientos acoran
ateridos himnos pasajeros.
con sus solfas creadas de nieve.
En campos suenan
con el albor invernal conmueven.
Pájaros penan
en los cables de luz se adormecen.
Manan las fuentes,
¡tan mansamente en el invierno!
Manos calientes
de chiquillos recogen al vuelo
copos silentes.
Invierno de pelo níveo, de atizar las lumbres,
de luces mortecinas y de exiguas sombras.
OSCURECE
de Resurrección Alburquerque Franco (Accésit)
La noche clara,
su sombra fría sale escondida.
Queda parada
pues temprano se cree dormida
como en la cama.
Luego preñada
de luz colmada del nuevo día,
crece dorada
por las paredes subiendo en fila
como enredada.
La noche expía,
planea esconderse acurrucada.
De nuevo el día
la deja clara y tan desvelada,
así es la vida.
"La luz siempre te acaba encontrando, aunque te escondas, te duermas o te enredes en las sombras."
LA CIUDAD
de Manuel Casares Conde (Accésit)
La ciudad nada
en un mar lodoso que convierte
su dulce calma
en angustia vital por la suerte
de su mañana.
La ciudad gana
tiempo ante la embestida y advierte
y se percata,
que es un mar de lágrimas de muerte
quien amenaza.
Y la resaca
la adentra flotando casi inerte
en las entrañas
de una fiera tormenta que vierte
negras bravatas.
La ciudad extraña
ese beso robado y perdido
en la alborada
y el abrazo abrazado al olvido
de madrugada.
Llora su alma,
el silencio en la noche es aullido
que la maltrata,
añora el antaño odiado ruido
en su morada.
Hoy tu mirada
de vida y de ilusión, la hizo fuerte
y se levanta,
navega a la playa que despierte
sus esperanzas.
de Manuel Giménez González (Accésit)
El libro de la vida no asume
algarabías.
La historia y su destino consume
cosas sentidas
que en la esperanza el amor se sume.
Voces de mis versos, viejas alas,
son fugitivos,
dudan de ser el todo o la nada,
seres tan divos
de simple naturaleza humana,
irreflexivos.
Quiero descubrir el universo
sin las escalas.
Suspendido en el rastro del verso,
él me reclama
no volver con el límite inverso.
Aquel tesoro,
agua cristalina, pura fuente,
ahora es roto
paisaje, alma decadente,
y no perdono.
Sin más desvelos
las obras del hombre se deshacen
como en un sueño;
otras, en la conciencia renacen
siendo secretos.
Hay un mirar turbado, insidioso,
faz penitente.
El tiempo, de compás silencioso,
en sueño leve,
muestra su futuro misterioso.
En tanto olvido,
¿para quienes serán los engaños
de lo vivido?
Siempre quedo inmóvil preguntando
lo que hemos sido.
Negra luz si al alba no despierto,
daga certera.
Razón de desaliento en mi pecho,
y en mi ceguera
la muerte es mi último parpadeo.
En el quejido
ya no se esconden las horas rotas,
tiempo prendido
en una eternidad que convoca
lo que se ha ido.
El amor es quien da vida nueva,
verdad desnuda,
sentido tenaz y fe longeva,
pasión que aúna
lo que la llama ardiente subleva.
Huimos de las rutas ignotas
sin más trayecto
que aceptar con miedo las derrotas,
con vil empeño
de los que nos sirven como idiotas.
En estío, la tierra domina
al inclemente;
en abrojos, sombras descubría
para el presente,
mientras creaba inmadura vida.
De haber llorado
por las cosas insignificantes
estoy callado
sin decir todas las verdades
de lo pasado.
Sin miedo salgo del laberinto
de la ignorancia.
Vuelvo en libertad a mi recinto
con la mirada
sutil, despojada de mi instinto.
Con mis acciones
quiero acunar todos mis deseos
sin negaciones,
será que, con pasos lentos tengo
buenas razones.
Mis labios tienen plural textura,
están sedientos,
buscan la pasión sin la censura,
son prisioneros
de un amor que crece en amargura.
A todos confieso
que mi alma con placer se expresa.
Y me defiendo
de los que quieren tenerla presa
sin mi sustento.
Del subconsciente
nace la eternidad caprichosa.
Herida muerte,
la faz resignada y silenciosa
no la suspendes.
AQUELLA MIRADA
de Valeriana Llácer Berná (Accésit)
Aquella mirada me sedujo
en la ventana,
me hipnotizaste como un brujo
yo enamorada,
me quedé prendada de tu embrujo.
Mi corazón anda suspirando
con desconsuelo,
tú no me quieres y yo soñando,
como te quiero,
este amor tuyo me está matando.
En aquel árbol quedo marchita
una mañana,
una palabra de amor escrita,
desconsolada
mi alma te busca, te necesita.
Yo te esperaba con todo el alma
en la ladera,
tranquila, sosegada, con calma
me puse bella
como adornada para una palma.
Un simple gesto de amor gratuito,
fue suficiente,
me subiste hasta el infinito,
como siempre
no quiero pensar que fue, un mito.
Fuiste la alegría y la quimera
de mi pasado,
la luz de mi feliz primavera,
amor humano,
y mi veloz ardiente hoguera.
Dejaste en mi cara, maravilla
iluminada,
aquel beso tuyo en mi mejilla,
que perdurará
siempre como hermosa semilla.
Habitante de mi dulce sueño
siempre conmigo,
me gustaría verte risueño,
es lo que pido
porque siempre tú serás mi dueño.
Nadaba el espejo transparente,
puro reflejo,
que arrastraba veloz la corriente
de este mi sueño.
mirándolo vi lo que se siente.
Amor como quisiera quererte,
mi dulce anhelo,
pero el odio que siento es más fuerte,
quiero y no puedo,
mi pobre corazón sufre inerte.
LAS 4 JULIAS
de Jeremías Asensio González (Accésit)
Mari Consuelo,
¿en qué lío ahora me has metido?,
sabes que vuelo
a hacer lo que mandes, intranquilo
yo me desvelo.
La noche en vela
hasta conseguir llevarlo a efecto,
ya tengo ojeras,
mas yo quiero que quede perfecto
para tu nieta.
Y es que son cuatro Julias en una,
y complacer
deseo a todas, y que ninguna
pare mis pies
porque sea la estrofa inoportuna.
Así que, Consuelo Giner Tormo,
piénsalo antes,
pues me haces sufrir no sabes cómo,
ya veo gigantes
y son molinos ante mis ojos.
de Noel León Rodríguez (Accésit)
Vengo de abuelo
de un lugar de la tierra española,
traigo un recuerdo
de fabada, de toros de estola;
y taconeo.
Vengo de la uva
que mezclé con guarapo de caña,
de raspadura;
de una luna que cruza y que baña
a toda Cuba.
Traigo al romance
que se funde en crucial espinela,
traigo a Cervantes:
como un baño de lustre en la escuela;
todas sus clases.
Vine a curtirme,
donde el sol que rasante y tozudo
todo derrite
y convierte los tropos que sudo
en tonos grises.
de Justo Soriano Molina (Accésit)
Temperaturas
son las que el clima nos proporciona,
y son más de una
las que al corazón les ocasiona
más de una duda.
La lluvia escasa
como si una frondosa nevada,
es aumentada
en el corazón cual duda airada
que se remata.
Son circunstancias
que frío lo notamos sentir,
corazonadas
frialdad nos hacen presentir
desesperanzas.
El corazón
afectado su frío mantiene,
y sin calor
porque sin remedio, amor no tiene
y es perdedor.
Y sin amor
el corazón impone tristeza,
con inclusión
de su alma bañada en la tibieza
que abandonó.
Felicidad
es lo que al corazón frío aleja,
sin aliviar
a un amor cercano que se deja
en desigual.
A Dios amar,
o bien la rica Naturaleza,
o emparejar
entre los amigos que embelesan
sin embaucar.
Son suficientes
motivos para un corazón frío,
los que se mueven
cual fuentes de caudaloso río
que nunca mueren.
AMO LAS ROSAS
de Ramón Moya Bascuñana (Accésit)
Amo las rosas,
su verdad, los pájaros, la hierba.
todas las cosas
misteriosas de la primavera.
Las más hermosas.
Amo los lentos
espejismos de los ventanales,
los fieros vientos
que arrastran sombras y claridades,
los juramentos,
y las mentiras
falsas del amor correspondido.
Amas, deliras,
y haces del amor tu destino
mientras suspiras.
Sé que te quiero
más allá del tiempo y de la nada.
Y considero
que la vida sin ti es ingrata,
un agujero
hondo y profundo,
valle de lágrimas permanente,
donde confundo
amor y deseo con la nieve
antes del mundo.
Sé que te amo
y también que soy correspondido.
Al cielo clamo
y por derecho en cada grito
tu amor reclamo.
2 comentarios:
Yo veo a todas estas "Julias", que he leído, que he sentido, jugando al corro, alcanzando un premio histórico, único, estar nuestros nombres impresos para siempre, en este Primer Certamen Internacional, "Estrofa Julia".
Y aunque, no visibles muchos nombres, todos quedarán perennes en los anales de este Primer Certamen de la "Estrofa Julia", por haberla engrandecido con su participación.
Angelina Jiménez Fernández
Muchas gracias Angelina, a ti y como bien dices a todos los que han participado en este Primer Certamen "Estrofa Julia".
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