lunes, 22 de febrero de 2016

Felicitamos a Juan Antonio Urbano por su publicación en el diario La Verdad: "UNA REPÚBLICA DE OPERETA"

UNA REPÚBLICA DE OPERETA

 

Desde hace unos años venimos arrastrando la idea de que se ha estado gestando y poco a poco afianzando un proyecto en el que se ha ido ampliando el número de afectos por la ruptura y separación de Catalunya. En los últimos tres años todo en Catalunya ha girado en torno al 'procés' independentista catalán. El origen de este proceso podemos ubicarlo en la fuerza que los ciudadanos catalanes partidarios de la autodeterminación fueron tomando a partir de la manifestación soberanista del año 2010 realizada en señal de protesta por la declaración de inconstitucionalidad de14 artículos y sujetos a la interpretación del tribunal de otros 27 de la reforma del Estatuto de Autonomía.
A partir de aquí, se han ido conjugando una serie de despropósitos que se han tenido que ir modificando por no ser actuaciones legales, siendo más producto de las ensoñaciones de parte de la clase política catalana que de realidades de peso como pudo ser el desmantelamiento de la convocatoria prevista del referéndum del 9 de noviembre de 2014 por no ser aceptado por el Congreso de los Diputados, que después quiso ser sustituido por una consulta popular, impugnada por el Gobierno y suspendida por el Tribunal Constitucional... Los apoyos de la CUP que necesitaba Artur Mas para ser investido presidente de la Generalitat, juego de patio de recreo en que los chavalines votan y votan hasta que sale lo que les gusta...
Pero gestar unos resultados electorales en los despachos para poder obtener los resultados apetecido son malos inicios pseudodemocráticos para el nacimiento de un país que se supone quiere ser respetado como democrático.
El caso del Palau... los Pujoles y su clan... El silencio ante la corrupción... Malos fundamentos para el origen de la autodeterminación, para constituir la cuna de un nuevo país que ha de crecer con orgullo y nobleza, en cuyo nacimiento no se respetó ni la ley ni la democracia, donde no se cuestionó la corrupción ni los malos hábitos... ¿Qué raíces son esas para la formación de un nuevo estado? ¿Qué principios mueven y sustentan a las gentes que iniciaron el proceso? ¿Qué país será ese en que los políticos se esmeran y preocupan más en salvar su pellejo, en satisfacer su ego, en destinar sus fondos a desarrollar sus particulares sueños -legítimos como tales-, pero sin preocuparse de resolver los problemas, las necesidades de sus ciudadanos trasvasando partidas presupuestarias asignadas a cuestiones básicas, para menesteres románticos de autodeterminación. ¡Qué fácil es echarle la culpa a otros para tapar las propias miserias! Eso ha hecho el gobierno Mas, y seguirá haciendo el nuevo gobierno de Mas en la sombra. Cuantas razones de amor al pueblo, a las raíces, a la historia propia... para salir a delante atravesando las sombras de sospecha, de acumulación indebida, ilícita e ilegal.
Todo este proceso se ha asemejado a una opereta cuya característica fundamental consiste en contar con una trama inverosímil y disparatada en la que se intercalaban bailes como podían ser el rigodón (caso Palau) o el cancán (trama Pujol). ¿Cómo un pueblo que se precie no va a intentar lavar, limpiar lo turbio antes de dar un paso al frente para iniciar una nueva singladura? Entre los románticos que sueñan y se obsesionan por hacer realidad sus sueños con la precipitación del desesperado sin valorar las contrapartidas y sin importarles las grandes pérdidas ni las gentes a las que, sin estar de acuerdo, van a arrastrar, pero su opinión no cuenta; y la de aquellos que se cambiaron de chaqueta, quizás por ocultar..., quizás por tapar sus fracasos. ¿Esas van a ser las bases de la nueva república de Catalunya? Puede ser que así lo único que se pueda empezar sea una república de opereta.
Y todo esto ha sido la antesala del sainete que están representando los partidos políticos de España -movimientos copiados de los catalanes, con uno que actúa como Mas y otros como la CUP- al ser incapaces de hacer realidad la voluntad de las urnas del 20 de diciembre, tan 'comprendidas' por los líderes políticos del país. Sí tan bien entendieron la voluntad popular, ¿por qué les es tan complicado aplicarla?, ¿es qué han antepuesto los intereses de partido, las necesidades de triunfo personal a la fuerza democrática de la voluntad ciudadana? Es hora de que los políticos españoles demuestren su talla. Mejor momento imposible para hacer una política de estado y demostrar al mundo que Europa ya no empieza en los Pirineos.


JUAN ANTONIO URBANO

 

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